lunes, 2 de junio de 2014

Mi utopía personal

Una utopía es un plan, proyecto, doctrina o sistema bueno y conveniente, pero que aparece como irrealizable desde el punto de vista de las condiciones existentes en el momento de su formulación.
 En este sentido, los filósofos a lo largo de la historia han teorizado sobre la utopía y aplicada esta a un modelo de sociedad basándose en el sistema que ellos vivieron. El modelo del estado ideal de Platón consiste en un estado aristocrático, en el que los filósofos gobernarían el estado y no existiría familia ni propiedad privada para nos filósofos así evitando la posibilidad de aprovecharse de su cargo político para beneficio personal o familiar. En la obra "La Ciudad de Dios", Agustín de Hipona compara la ciudad terrenal con la celestial, donde se viviría en un estado ideal, serian todo bienes y no habría males, el día se dedicaría a alabar al creador para así conseguir la armonía entre cuerpo y espíritu. Tomas Moro, escribió una obra llamada Utopía, dividida en dos partes, la primera en la que describe la situación de miseria en la que se encontraba la Inglaterra de su tiempo, y la segunda, en la que habla sobre una sociedad ideal basada en la supresión de la propiedad privada, la igualdad, el desarrollo de la persona a través de la educación y la democracia representativa. Otro autor que trato este tema fue Francis Bacon, que escribió la primera utopía científica o tecnológica. En ella se describe una isla gobernada por intelectuales y científicos, en la que solo se preocupan por la ciencia y no por el pueblo. Y por último, Tomas Campanella, que en su obra ''La Ciudad del Sol'', describe una sociedad gobernada por sacerdotes donde reina la concordia y  los bienes son colectivos.
Una vez comentadas las diversas posturas y utopías de los diferentes autores, podemos decir que son la base de ideologías activas e inspiradoras de acciones concretas capaces de modificar la realidad existente. Implican una voluntad de transcender el presente y a la vez una crítica del mismo al compararlo con lo que podría ser.
Todos tenemos nuestra propia utopía que nos hace mejorar a medida que intentamos ponerla en práctica.
 En nuestra sociedad actual, sólo interesa el bienestar propio, vivimos en una sociedad  llena de prejuicios en la que cuenta más el aspecto físico de una persona que cómo sea realmente en el interior, se hacen las cosas por moda y no porque realmente se quiera, se vive con miedo de no gustar a los demás, echamos la culpa de nuestros problemas a otros, creyéndonos inocentes de hechos que, de no ser por nosotros, nunca habrían tenido lugar. Se discrimina a personas por ser diferentes, de ahí el miedo a actuar de una forma que no guste a los demás, y se producen numerosas desigualdades tanto económicas como sociales que, aunque somos conscientes de ellas no solucionamos por comodidad o porque no nos son beneficiosas. La gente muere por enfermedades que son curables pero que no son investigadas por falta de recursos o por intereses de mercado.
Por ello, mi sociedad ideal es una sociedad justa, tolerante y libre de pensamiento. Una sociedad en la que nos preocupemos de no destruir lo que nos queda, que respete a las personas, una sociedad en la que seamos capaces de pensar por nosotros mismos sin que introduzcan otras ideas en nuestra cabeza, una sociedad en la que haya total libertad de expresión, en la que se eduque a la juventud para que sea aún mejor que la generación anterior, una sociedad de libre creencia, en la que asumamos la responsabilidad de nuestros actos, una sociedad que se centre en el bienestar para el mayor número de personas. Además,  mi sociedad ideal debe basarse en una democracia en la cual todos sean iguales y puedan participar en el estado de la misma forma, sin ninguna distinción.

En realidad, estos ideales están ahí, sin embargo son continuamente combatidos por intereses individuales y de sectores económicos y políticos contarios a todo eso. Es necesario, por tanto, seguir luchando para alcanzar en el mayor grado posible estos ideales, lograr inculcarlos a través de la educación y promover las virtudes cívicas como son el respeto al prójimo, la tolerancia, la justicia, la solidaridad, la empatía y  la libertad.

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